Oh San Miguel Arcángel, valeroso protector y guía celestial, en momentos de duda y confusión, buscamos tu luz poderosa. Tu sabiduría y tu fortaleza han guiado a innumerables almas a través de las tempestades más oscuras, llevándolas hacia puertos seguros bajo la voluntad divina.

Ilumina nuestros caminos con la claridad de tu entendimiento celestial, para que cada paso que demos esté marcado por la certeza y la paz del espíritu. En los momentos en que el miedo nos aceche, sé nuestro escudo y nuestra defensa, disipando las sombras de la incertidumbre con la espada de tu verdad.

Concede, oh poderoso arcángel, que podamos sentir tu presencia reconfortante en cada decisión y cada desafío. Que la confianza en tu guía nos inspire a actuar con valor y convicción, sabiendo que, bajo tu vigilancia, ninguna tribulación es demasiado grande para superar.

Amén.