Oh, San Miguel Arcángel, tu compasión se despliega en cada alma que busca consuelo en medio de la tormenta. Como un bálsamo sanador, tu amor compasivo llega a los corazones quebrantados, demostrando la infinita misericordia del Reino Celestial.
Tu sensibilidad ante el dolor ajeno es un reflejo de la magnitud del amor divino, proporcionando refugio y esperanza a los afligidos. En cada intervención, demuestras una comprensión profunda de la humanidad, guiando nuestras almas hacia la sanación y el amor de Dios.
San Miguel, que tu compasión sea el faro que ilumine nuestras vidas en momentos de desesperanza. Te imploramos que nos enseñes a cultivar un corazón compasivo, que refleje la misericordia y la benevolencia divinas en cada rincón del mundo.
Amén.
