¡Glorioso Arcángel San Rafael, celeste mensajero destinado por Dios para servirnos de guía en la peregrinación de esta vida para defendernos contra las asechanzas del demonio y para curar las enfermedades de nuestra alma y de nuestro cuerpo! Nosotros invocamos tu poderosa intercesión, seguros de que alcanzarás para nosotros y para nuestras familias, aquellas gracias singulares que dispensaste en la santa casa de Tobías.
Bien sabes, piadoso Arcángel, que nuestro viaje del tiempo a la eternidad está sembrado de peligros, y que el demonio como león rugiente nos persigue para causar heridas profundas en nuestras almas hasta apagar en ellas, si le fuera posible, la luz salvadora de la fe. Ven pues, en auxilio nuestro y dígnate ser nuestro inseparable compañero. Dirige nuestros pasos por el camino de los mandamientos divinos; haz que nuestros ojos estén siempre abiertos al sol de la verdad; procúranos los remedios más eficaces para sanar y dar vigor a nuestro espíritu y enséñanos a vencer a Satanás con las armas poderosas de la oración, de la vigilancia y de la mortificación de nuestros sentidos.
Afianza en nuestras familias el reinado de la fe, la práctica constante de la piedad, el espíritu de unión y el ejercicio de la santa caridad a favor de los pobres y de nuestros queridos difuntos, a fin de que ellas obtengan del cielo las abundantes bendiciones que por mediación tuya derramó Dios sobre el hogar de Tobías.
¡No nos abandones, pues, oh, Santo Arcángel! Vela siempre a nuestro lado para que sostengas nuestros pasos, cada vez que nos sintamos desfallecidos en la penosa y difícil jornada de la vida. Nuestro Padre Dios que está en los Cielos, y que es también el tuyo, nos ha confiado a tu tierna solicitud, para que seas nuestro guía en el destierro, nuestro consejero en las dudas y nuestra medicina en las enfermedades. Corona tu obra de amigo fiel y de seguro conductor, acompañando nuestras almas hasta dejarlas en los brazos de su Creador para alabarle y bendecirle contigo eternamente, Amén.
ESTOY COMPLETAMENTE DE ACUERDO Y CON EL GRAN FAVOR DE DIOS VENCEREMOS Y REINAREMOS POR SIEMPRE AMÉN ………………………………………………………………………………..