29 de septiembre del 493
Para festejar devotamente el tercer aniversario de la aparición de San Miguel, el santo prelado subió en una alegre procesión con todos los fieles a la cima del Gargano. Cuando llegaron a la Gruta, nadie se atrevía a entrar por santo temor y reverencia, y después de un breve descanso, todos regresaron a Siponto. Para actuar en todo según el plan del Cielo, San Lorenzo decidió pedir consejo al Santo Padre Gelasio I sucesor del Padre Felice por la cuestión de la consagración de la gruta.
El Papa Gelacio I dio orden a siete Obispos de los alrededores que se reúnan en Siponto y que con tres días de oraciones comunitarias y ayuno, suplicaran al Arcángel Miguel que se digne manifestar la Voluntad de Dios con respecto a la consagración de la Sagrada Gruta.
San Miguel acogió dichas súplicas humildes y confiados y en la noche del tercer día, rodeado de una luz radiante, el Príncipe Celestial se apareció por tercera vez a San Lorenzo y dijo:
“NO ES NECESARIO QUE USTEDES CONSAGREN ESTA GRUTA, PORQUE YO ELEGI A MI PALACIO REAL, YO MISMO LO HE CONSAGRADO ASISTENCIA, ELEVADA ORACIONES Y CELEBRADO EL SANTO SACRIFICIO, PARA COMUNICAR AL PUEBLO. ES A MI QUE ME CORRESPONDE MANIFESTAR COMO HE CONSAGRADO ESTE LUGAR”.
A la mañana siguiente San Lorenzo narra a los Obispos y al pueblo la nueva visión y el mensaje celestial del Arcángel. Con el corazón lleno de júbilo, Obispos y fieles entre oraciones y cantos, van en procesión hacia la cima, como cuenta el Código Vaticano. Algunos de los Obispos tenían una edad muy avanzada y San Miguel quiso ir al encuentro de ellos con un gesto de exquisita cortesía. Por lo tanto mandó a cuatro águilas de una grandeza desmesurada: dos de ellas con las alas desplegadas defendían a los peregrinos de los rayos del sol, y las otras agitaban como si fueran un abanico las alas procurándoles una agradable frescura a los Obispos y al pueblo.
Pero otros grandes y nuevos prodigios esperaban a los santos Obispos en el ingreso de la Caverna sagrada. En la gruta sobre un bloque de piedra encontraron una huella de San Miguel Un altar preparado por San Miguel y recubierto con un palio purpurino. El altar tenía en el centro una cruz de un cristal purísimo. Todo testimoniaba en la gruta que su consagración fue hecha divinamente. Entonces San Lorenzo presentó a Dios el primer Santo Sacrificio en presencia de todos los Obispos y de todo el pueblo.
Podemos creer plenamente que en esta solemnidad estuvo presente también la gloriosa Reina de los Ángeles para renovar su ofrecimiento al Eterno Padre, como hacía en aquel siglo tan lejano sobre el Monte Calvario. Quien mejor que Ella podía agradecer a la Santa Trinidad por los favores concedidos a esta parte de la tierra, unidos con las olas del mar en la tierra Santa.
Más información: Cuarta aparición de San Miguel Arcángel sobre el Monte Gargano.
Fuente: Libro ¿Quién es San Miguel Arcángel? de Gloria Crux.
por favor donde queda el monte de Gargano o la gruta de san Miguel direccion exacta please